Había un labrador que
tenía muchas ganas
de ver al rey porque creía
que era más que
una persona. Entonces él le pidió
su sueldo a
su amo y
se fue para
ver al rey.
En el camino
hasta la corte
gastó todo su
dinero y luego
cuando vio al
rey pensó que
solo era una
persona como todos
nosotros y se
había gastado todo
el dinero que
tenía para nada.
Él se enfadó
un montón y de
repente le empezó
a doler una
muela. Él tenía tanto
dolor y tanta
hambre y como
se había gastado
casi todo el
dinero y solo
le quedaba una
moneda, no sabía
qué hacer. Estaba pensando
en que si gastarse
el dinero para
arrancarse la muela,
moriría de hambre. Si
se compraba un
pastel, le dolería
la muela y
también se gastaría
el dinero.
Él se acercó
al escaparate de
una pastelería y
tenía tanta hambre
que se quedó
mirando los pasteles.
Dos
personas le vieron
tan concentrado viendo
los pasteles que
empezaron a burlarse
de él preguntándole
cuantos pasteles se comería
de una vez.
El
respondió que comería
quinientos, pero ellos dijeron
que era imposible
comérselos de una
vez.
El
respondió que podían
apostar a que
sería capaz de
comerse mil pasteles.
Los chicos preguntaron
que apostaría y
el respondió que
si no se
comía todos los
pasteles le arrancarían
una muela.
Se
pusieron de acuerdo
y él empezó
a comerse los
pasteles. De repente cuando
se llenó dijo
que había perdido.
Los otros empezaron
a reírse de él
y llamaron a
un barbero para
sacarle la muela.
Él les dijo
que le habían
quitado el hambre
y encima le
quitaron la muela
que le dolía.
Cuando las personas
que estaban alrededor
oyeron eso todos
se empezaron a
reír y los
lacayos se fueron
humillados.
NORA - LH 3
NORA - LH 3